Un 50-60% de las mujeres presentará, al menos, un episodio de infección del tracto urinario (ITU) en su vida. Se trata de un porcentaje demasiado alto para no hacerle caso. La cistitis se trata de la ITU más frecuente en las mujeres.
El tracto urinario está formado por las vías urinarias superiores (riñón y uréter) y las vías urinarias inferiores (vejiga y uretra). Las cistitis afectan a la vejiga y uretra.
Debemos tener en cuenta que de todo éste porcentaje, un 32% de las mujeres con cistitis presenta cistitis recurrentes, es decir, mujeres que sufren 3 episodios de ITU en el último año o 2 episodios en los últimos 6 meses.
¿Qué es la cistitis?
La cistitis o infección de orina es una infección de las vías urinarias bajas o de la vejiga. Durante una cistitis se produce la inflamación de la mucosa o de toda la pared de la vejiga. Dependiendo de cómo evolucione la cistitis, podemos diferenciar entre cistitis aguda, cistitis recurrente y cistitis crónica.
Gran parte de las cistitis están causadas por la bacteria Escherichia coli, que normalmente habita en el colon y se puede introducir en las vías urinarias, provocando así la infección, aunque también pueden estar provocadas por hongos, virus y parásitos.
Los hombres, al tener la uretra más larga que las mujeres, no suelen padecer cistitis, debido a que los agentes patógenos lo tienen más difícil para alcanzar la vejiga y provocar la infección.
¿Qué síntomas pueden aparecer?
De manera general, los síntomas se suelen dar en las vías urinarias inferiores (vejiga y uretra).
Los más frecuentes son:
- Necesidad de orinar constante, eliminando normalmente una pequeña cantidad de orina durante la micción (polaquiuria).
- Quemazón durante la micción.
- Sensación permanente de deseo miccional.
- Dolor en la parte inferior del abdomen.
- Enrojecimiento de la vulva y picor vaginal (en mujeres).
- Dolor al orinar y durante las relaciones sexuales.
- Más raramente, aparición de sangre en orina.
- Si la infección alcanza los riñones o la próstata, puede aparecer fiebre y dolor de espalda.
Diagnóstico
Dependiendo de los síntomas y de la zona donde se presume la infección, se realizarán las pruebas y análisis oportunos para diagnosticar con seguridad la cistitis. Las pruebas que se realizan con más frecuencia son:
- Análisis de orina: Cuando se detectan restos de sangre, aspecto purulento u olor fétido, se afianza la sospecha de cistitis. Se pueden observar leucocitos en orina (piuria), acumulación de mucosidad y en la mayoría de los casos también bacterias.
- Examen físico: El médico puede palpar la zona abdominal y pélvica del paciente para detectar posibles lugares con dolor o enrojecimiento.
- Antibiograma: Siembra de la orina en una placa específica para comprobar si existe crecimiento de alguna colonia de bacterias, para saber de qué bacteria se trata y que antibióticos pueden ser eficaces frente a esa cepa bacteriana.
¿Cómo tratamos la cistitis?¿Es necesario ir al médico cuando padecemos una infección del tracto urinario (ITU)?
Debido a que la mayoría de las cistitis están causadas por bacterias, los antibióticos suelen ser el tratamiento de elección, disminuyendo los síntomas y ayudando a su curación de manera rápida y efectiva. Siempre debemos visitar al médico para que nos prescriba el antibiótico más indicado dependiendo de las bacterias que hayan causado nuestra infección. Nunca hay que tomar antibiótico por cuenta propia.
Las molestias de las cistitis suelen desaparecer por sí mismas entre un 25 y un 40% de los casos, sin necesidad de antibiótico, pero el antibiótico aumenta la tasa de curación de manera notable y ayuda a que se vuelvan a reproducir las infecciones.
La elección del antibiótico dependerá de factores diversos, como por ejemplo, si ya ha existido un tratamiento previo con antibióticos, si se trata de una mujer embarazada, si existe alguna alergia, del agente causante de la infección, etc. Muchos agentes patógenos pueden oponer resistencia a ciertos principios activos, haciendo que el tratamiento prescrito sea ineficaz y que los síntomas de la infección perduren.
Por ejemplo, la Ampicilina es ineficaz en el 60% de los casos, la combinación de Trimetropim y Sulfametoxazol en el 30%. E incluso las quinolonas (Ciprofloxacino, Norfloxacino, etc), recetadas con frecuencia, han perdido su eficacia en tres de cada diez tratamientos contra E. coli. (la causante más frecuente de cistitis).
Como remedio habitual para tratar una cistitis aguda, se suele utilizar la Fosfomicina. También es el tratamiento de elección en caso de mujeres embarazadas con cistitis bacterianas.
De todas formas, para administrar eficazmente uno y otro tipo de fármaco, es el médico especialista quien debe elegir, teniendo la posibilidad de realizar una prueba de sensibilidad o antibiograma (como ya hemos indicado más arriba), que le permitirá conocer el antibiótico más efectivo contra el tipo de microorganismo que está produciendo la infección.
Se deberá seguir el tratamiento con la pauta indicada y durante los días que haya prescrito el médico.
Una cistitis crónica o recurrente también puede tratarse con antibióticos. Los antibióticos recetados deben tomarse en tal caso durante un periodo de varias semanas o incluso durante largos periodos de tiempo.
¿Podemos prevenir las cistitis?¿Existe alguna molécula natural que nos pueda ayudar a disminuir las infecciones de orina repetitivas?
Sí que existen plantas medicinales que nos pueden ayudar en caso de sufrir varias infecciones de orina al año, pero antes de utilizarlas, siempre debemos mejorar nuestros hábitos higienico-dietéticos que nos ayudarán a disminuir las molestas infecciones urinarias, tanto las agudas como las crónicas.
Para evitar las cistitis, sobre todo en personas con tendencia a padecerlas, se debe seguir una dieta equilibrada y llevar un estilo de vida saludable. Es recomendable también no retener la orina y beber agua de forma habitual, al menos dos litros diarios, ya que esto favorecerá la diuresis.
En el caso de las mujeres con menopausia, utilizar una crema de estrógenos es eficaz a la hora de reducir las posibilidades de padecer una cistitis.
Otros consejos importantes para prevenir las infecciones en mujeres:
- Orinar después de cada coito para eliminar posibles agentes infecciosos.
- Cambiarse el bañador después de cada baño y evitar el frío en la zona.
- Es bueno utilizar lubricantes durante las relaciones sexuales porque evitan la irritación vaginal postcoital (causa muy frecuente de infección de la vejiga).
- Ciertos anticonceptivos no son muy recomendables para mujeres con tendencia a sufrir cistitis. Los espermicidas y el diafragma no resultan muy adecuados, ya que favorecen la aparición de infección. Los preservativos, por el contrario, protegen mejor ante los agentes patógenos.
La mejor manera de prevenir las cistitis junto a todas las medidas higienico-dietéticas arriba descritas, es la toma de extractos de Arándano rojo.
Los arándanos reducen la incidencia y recurrencia de ITU sobre todo en mujeres con cistitis no complicadas.
Hay varios estudios que indican que la eficacia de los preparados de arándano rojo está relacionada con su concentración en PAC (proantocianidinas), a mayor concentración, mayor eficacia, y por lo tanto mayor es la prevención de las posibles infecciones recurrentes. Esto evita la aparición de resistencias a los antibióticos y mejora la calidad de vida de las mujeres al eliminar los síntomas de las cistitis.
Se recomienda la utilización de 36 mg de PAC como dosis mínima para reducir el número de recurrencias, por lo que es importante utilizar los preparados que presenten una alta concentración de PAC.
Los arándanos deberían utilizarse durante un periodo de 6-12 meses. Presentan pocos efectos secundarios, sobre todo digestivos, aunque habitualmente son leves.
Debemos tener en cuenta que el diagnóstico más seguro siempre será el que nos indique el médico después de haber realizado las pruebas que considere necesarias, y que no es nada oportuno la automedicación con antibióticos, por la ineficacia que pueden presentar debido al gran número de resistencias que ya existen.